Desde su introducción en 2016, la colección Presage ha fusionado el arte japonés con la larga maestría de Seiko en la relojería mecánica. La nueva serie Classic debuta con cinco nuevas creaciones, cada una de las cuales transmite un sentido tradicional de la belleza japonesa al tiempo que pone de relieve la relojería mecánica por la que Seiko es conocida.
Con la nueva serie Classic, Presage se inspira en los colores, materiales y texturas de la artesanía tradicional japonesa para expresar el lado suave y delicado del diseño japonés.
El corazón de la nueva serie son las esferas curvadas y ricamente texturizadas, que expresan el tacto suave y flexible de los tejidos naturales cuyo uso está entrelazado en la cultura japonesa. La serie presenta dos configuraciones de esferas y conjuntos de funciones diferentes. Con su curvatura y sus intrincados patrones texturizados, las esferas capturan y reflejan la luz ambiental para crear una mayor sensación de profundidad y belleza. La parte superior de los índices se curva para adaptarse a la forma redondeada de las esferas, y las agujas de los minutos y los segundos se inclinan suavemente hacia los marcadores.
La caja está construida con superficies suaves y curvadas, y el cristal de zafiro de doble curvatura se hace eco de los contornos de la esfera en forma de cúpula, añadiendo más profundidad al diseño general.
Un brazalete multifila de nuevo desarrollo, con un diseño inspirado en la década de 1970, proporciona una sensación delicada y cómoda en la muñeca. Los eslabones del brazalete tienen una forma ergonómica, con una superficie superior curvada y una reducción de los puntos de contacto alrededor de la muñeca para un ajuste cómodo y una estética mejorada. La corta longitud de cada eslabón aumenta la comodidad del brazalete.
Cada reloj confiere un cálido brillo al color tradicional japonés que expresa. Entre ellos se encuentran el shiroiro, el color del tejido natural crudo, que inspira dos esferas de la colección; el sensaicha, un marrón verdoso tenue que estuvo de moda durante el periodo Edo; el araigaki, un color rosaceo lavado y blanqueado; y el sumiiro, un negro grisáceo utilizado originalmente en las prendas de vestir de los monjes.